Gintonic

Noches de luna llena y de calles vacías en el centro de la ciudad.

Noches de encuentros, de improvisación , noches contigo, que ya no me hace falta Malasaña ni Tirso, que he cambiado el Ciento y pico por doscientos y pico bares del Born y que los gintonics saben mejor cuando te beso la boca.

Que ayer me dijeron que Barcelona puede destruirte, desilusionarte, vaciar todo tu arte, pero por suerte no ha podido conmigo.

Que cada calle es un poema visual, que cada rincón inspira un nuevo guión y que este film no se esta grabando con una lente convencional.

Cada minuto que paso en esta ciudad ocurre algo, sin que aún me haya dado cuenta, cada día hay algo que me hace alzar la sonrisa sobre los tacones, que llevar la cabeza bien alta nunca se me había dado tan bien y que a veces tengo que parar a observar que esta pasando, porque todo ocurre rápido sin que apenas me de cuenta, han pasado muchos meses desde que vivo aquí, desde que este lugar se considera casa y desde que ya no busco escondite porque me he convertido en el mejor jugador.

Junio nos encontró, Julio nos gustó y Agosto nos enamoró

Nos gustan los lugares tranquilos en los que solo pueda oír tu voz, que nos de la sensación de que el mundo es para los dos . Las noches de caricias y de abrazos largos, tus manos se deslizan lentas por mi cuerpo y ya no hay tormentas de las que tenga miedo, porque ahora eres mi ancla, mi salvavidas, la persona que me escucha y me cuida, el que me tiene atrapada y me eleva y me deja caer pero siempre pone la mano para que no lo haga del todo, porque estar contigo es así, es mágico, impredecible, increíble, es estar en una montaña rusa pero nunca bajar, siempre estar en la cúspide, contigo.

Porque nunca había ocurrido así, nunca me había perdido tanto en alguien, nunca había llegado a ese punto en el que nada va mal y todo fluye, en el que la estabilidad no está nada mal.

Recuerdas aquella playa desierta que hicimos nuestra pese a las dificultades, los besos con sabor a sal mientras aun teníamos los pies dentro del agua, ese sol que hace que se te aclaren los ojos y se te oscurezca la piel, ese sol que a mi no me trata tan bien.

Que cruzas en rojo y te ríes de mi por no hacerlo, que me besas en cada semáforo que se pone en rojo y yo te sujeto para que no cruces.

Que he saltado tejados contigo y te he besado en lo mas alto de esta ciudad, que me has enseñado como atardece desde uno de esos tejados, cuando las sombras se apoderan de Barcelona y las luces artificiales salen al escenario. 

Mi cámara ha podido captar tu sonrisa en decenas de miles de lugares diferentes en los que todo ha sido perfecto, que me encanta que nos alimentemos de los conocimientos del otro y que me apoyes con todo lo que hago, que me haces fuerte e invencible y que si algo sale mal, mañana volverá a salir el sol como cada día y quizás te vuelvas a despertar a mi lado, me vuelvas a despertar a tu lado.

Déjalo estar, no pudo ser.

Hoy has vuelto, mi asteroide sin control con ojos de fuego que siempre guiará mi camino,  mi estrella fugaz que se desvanece en un suspiro.

Él,  que un día hizo de los atardeceres escenarios de teatro donde los únicos protagonistas eramos nosotros, dos locos que vivían enamorados sin saberlo,  dos mentes que se fundían como sus cuerpos cuando entraba la noche en su salón. 

Ella que se estremecía cuando la abrazabas por detrás delante de obras de arte en cualquier exposición de la ciudad, cuando le decías ''esta exposición es una basura, vamos a follar'' y recorríais Barcelona buscando el bar mas antiguo en el que pusieran aquellos azucarillos rectangulares que tanto le gustan. 

Tú, que tarareabas las letras de la banda sonora de nuestra película favorita mientras acariciabas mi cuerpo, cuando decías que te encantaban mis clavículas y te volvía loco el hueso de mi cadera. Cuando me abrazabas por las noches y me hablabas de todo, de nada.

Yo, que me despertaba antes que tu cada mañana y me hacía la dormida para que me despertaras con tus besos y recorrieras con tus dedos mi espalda, yo que te abrazaba y no te soltaba. 

Si chocaran super tierras habría escaleras mecánicas para llegar a ellas y seguro que tu me arrastrarias de la mano para conocerlas. Hablamos de estrellas y satélites,  de historias tristes dentro de cápsulas de metal a miles de kilómetros de aquí,  nos gustan los nombres de las naves espaciales y las constelaciones,  controlar el tiempo y pensar que habrá. 

Bajamos por las ramblas de la mano, me cuentas tantas cosas que me las tendrás que repetir en un futuro, te cuento tantas cosas, que te tendré que volver a contar.

Diseñamos escenarios perfectos totalmente improvisados, me besas en mitad de la calle, la gente avanza, nosotros seguimos con el extasis de habernos conocido por casualidad y encajar tan bien.

Durante un tiempo he puesto mi corazón en venta por parcelas las mas caras tienen buenas vistas a las mejores catástrofes.

Ahora que casi tengo todo vendido ha aparecido alguien al que poder regalar todas y las cuide con mimo.

Olvidar más de la cuenta.

Nos encontramos en una tela de araña llena de elementos  tóxicos  que podrían habernos matado.  Sácame de esta gran maraña en la que me encuentro,  el me tendió la mano,  uno de esos gestos insignificantes que se realizan sin ninguna intención,  pero que poco a poco se hacen importantes en tu vida. El me tendió  su mano, y yo le regalé una suite en mi corazón. 

El chico de la sonrisa timida que miraba a todos lados esperando a la desconocida a la cual iba a hacer sonreír como hacia mucho que no sonreía, vestía  de negro, como todos  esos chicos duros de las pelis pero su tez blanquecina delataba su corazón parcheado y sus continuas caídas en el barro de una lucha  incansable de la que siempre salía herido.

Era lunes, un lunes tan normal como todos los pasados. Al menos eso parecía. Fue un encuentro tímido pero al momento comenzó a fluir entre ellos conversación, tenia unos ojos de esos en los que te puedes perder al amanecer mientras estás recostada en su pecho y no puedes salir de ellos, la sonrisa demasiado bonita y unos brazos donde poder quedarte a dormir toda la noche.  

Tan solo han sido un par de semanas las que he tenido para conocerte, me has seducido con tu mente y con esos abrazos que me das mientras nos encontramos tumbados en la cama. No me cansaría de tus besos ni de el contacto de tu piel con la mía, tu también tienes la piel demasiado suave. 
Pero la montaña rusa ha parado en la cúspide y no vamos a dejar que este vagón caiga al vacío, nos ha gustado la subida, tanto que no queremos caer de golpe, parar a tiempo ha sido un acierto. 

Voy a echar de menos demasiadas cosas para el poco tiempo que ha pasado, me he acostumbrado a tu olor y me gusta, sigue en mi funda de almohada que ya está guardada no tengo demasiados recuerdos físicos, solo los caramelos que nos gustan y tu olor, creo que es mas que suficiente porque tu recuerdo pertenecerá imborrable en mi mente. Hoy me he dado cuenta de que aún no nos habiamos mirado demasiado tiempo a los ojos y hoy los tuyos han hablado, y mi corazón a comenzado a latir al ritmo de una de las canciones que sonaban durante el éxtasis.

Los gemidos que provocas quedan bien con las canciones que escuchamos, es un buen coro en el que tu eres el gran director de una orquesta en la que tu batuta dirigirà cada uno de mis suspiros allá donde vayamos .