Y tú estabas ahí, en uno de los asientos con visibilidad reducida,
porque tú siempre acostumbras a dejarlo todo para el último momento.
Quizás te encontraras observando cada movimiento de mis labios,
por los cuales se escapaban las palabras que tenían atento a todo el teatro y
que tu quizás ni escuchabas, sabiendo que no volverás a besarlos, que no
volveré a besarte, que no nos besaremos más...
Quizás te encuentres pensando en que se nos han acabado las noches
abrazados y las sonrisas tontas al mirarnos a los ojos mientras nos agarrábamos
sin ganas de soltarnos o tal vez tan solo te encontrabas mirando a un lugar
cualquiera ignorando mi presencia.
Pero, está claro que se nos han acabado los amaneceres en los que
solo sabíamos despertarnos con besos y manos que se deslizaban por debajo de la
ropa acariciando cada poro de nuestra piel cuando la luz se colaba levemente en
la habitación, viendo lo guapo que estas por la mañana mientras aún duermes.
Pero todo se acaba, tú dices que se enfría yo digo que lo matas.
Has sido el protagonista de la historia que terminó en la
madrugada del 25 de agosto, donde se derramaron las ultimas lágrimas que procedían
directamente del corazón, el cual te has llevado, porque tú eras el único capaz
de hacer funcionar su compleja mecánica, el que le hacía revisiones cada cierto
tiempo y se encargaba de mantenerlo a punto.
Ahora, la mecánica se ha parado, todo se ha quedado congelado el corazón
que un día salvaste de mi naufragio personal se ha quedado vacío y atrapado por
ti.
Estas tan frío que da miedo tocarte, estoy tan frágil que no
quiero que me toques.
Para C que me enseñó que después
de la tormenta llega la calma pero después
llega una tormenta mayor.
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6 comentarios :
Precioso.
Tal y como me siento.
Hermoso texto pero tan doloroso que toca las llagas de mi corazón que creí que habían curado.
Saludos!
...y borrar es la huida fácil...y el daño se devuelve multiplicado por 10...
No digo que sea fácil recrear algo que ha muerto, pero ensañarse en su muerte y borrar cualquier rastro del asesinato no libra de un cadáver taciturno y solitario que deambula por calles sustituyendo atardeceres teñidos de rojo por recuerdos de personas.
Quizás se trate de la crónica prematura de una muerte ya hace tiempo anunciada, pero nunca imaginó el muerto que el desenlace fuese tal que se viese obligado a un destierro forzado de algo no acordado. Si tal es su castigo en el lento descenso a los infiernos en el cual la única compañía es un irrisorio Dante, cargará con ella, más eso no significa que tenga idea alguna de su delito (si es que cometió alguno), merezca tal castigo como el de no poder volver a disfrutar de un atardecer sin que broten recuerdos en él... Recuerdos de los que se ha visto obligado a desterrarse...
Me Gustan que se pierden camuflados en fallos de una pulsación errónea que no debió realizarse.
C. no entiende nada, pero aún recuerda...siempre recordará...quizás en Irlanda del Norte las cosas serían distintas. Allí los amaneceres saben a verde y a lluvia.
C se pregunta: ¿Algún día habrá explicación a por qué la última?
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