Tus quejas son las rejas que no me dejan volar.

Y sí tienes razón papá, tu no has tenido una hija para que tenga que llorar mientras le desaparece la sonrisa sino para que pueda soñar, para que cada día ilumine su rostro con su bonita sonrisa y sus ojos de hielo, en los que se puede ver el cielo sin necesidad de salir a la calle y mirar hacía arriba.

Necesita salir de su jaula, de papeles reciclados por musas que escriben sin control, solo abrir las alas, que ya le duele permanecer en esta prisión... las cadenas le apresan y es su incordia y discordia, aunque los demás no piensen lo mismo.

Odio su pesimismo y si existiera su optimismo lo alabaría tantas veces al dia como el quisiera, porque me siento como una baldosa de la calle mayor de cualquier ciudad del mundo, tantas veces pisada tantas veces utilizada que ya se le ha quitado el brillo y se queda en segundo plano, que no sabe que es vivir porque nunca lo ha probado, que no sabe que es sentir porque ya ha sentido demasiado.

Me quedo en el pasado.. observo el presente y olvido el futuro… las cadenas de sus labios me tienen retenida y no veo ninguna salida que pueda utilizar para mi huida.

Ahora ya no soy yo….. soy un prototipo de tu mente modelada como cualquier utensilio de barro creado a tu gusto..

Nos encontrábamos tan alto que ya no queríamos pisar el suelo, la felicidad ficticia en la que vivíamos nos hacía felices, pero todo era una broma, una prueba donada por la vida para ver si podía superarme a mi misma.

Pero he decidido anteponerme a tu pensamiento he decidido no seguir ordenes de nada ni de nadie, ya no me dejo chantajear por tu sonrisa y por tus ojos en los que soy capaz de perderme día tras día.

Dejar a un lado los sentimientos reprimidos y reciclar estos por nuevos, disfrutar cada segundo y seguir tu corazón porque aunque no lo creas muchas veces tiene razón, has nacido para destacar en algo, y tarde o temprano encontraras ese algo mientras tanto investiga, siente, saborea cada minuto de tu inocencia y el tiempo ya dirá...